La vida es un deporte muy duro, ¿a ti quién te entrena?
/Voy a empezar el año contento. En las últimas semanas del 2014, algunas personas que habían entrenado conmigo hace unos años, han venido a verme para volver a poner en mis manos su condición física, bienestar y rendimiento. Todas ellas tienen puntos en común: tenían entonces entre 30-40 años y ahora tienen entre los 40 y 50. Entrenaron conmigo durante bastantes años seguidos haciendo programas donde compaginábamos la preparación de alguna práctica deportiva de ocio, carreras populares, maratones…, con un entrenamiento de prevención de la salud y las lesiones.
Por varias circunstancias, dejaron de entrenar conmigo. Algunos cambiaron de entrenador, otros se entrenaron por su cuenta. A la vuelta y, de forma sorprendente, todos, sin excepción, me han realizado el mismo comentario: “quiero volver a sentirme bien; sentirme como me sentí. Aquí he tenido los mejores años de mi vida. Todo me salía bien, profesional y personalmente”.
La vida, al igual que el deporte, necesita preparación. A ningún deportista se le ocurre afrontar sus duros y exigentes calendarios competitivos sin estar bien entrenado. En cambio, a nosotros, no nos importa estar inmersos en nuestras responsabilidades diarias sin la preparación adecuada. Cuando hablo de estar “preparado” no me refiero únicamente a nivel de conocimientos, sino a nivel personal, físico y mental, por ese orden. Y es que una enseñanza adecuada debe permitirnos escuchar a nuestra parte personal (que, a menudo, es la que tenemos menos presente), debe estimularnos el cuerpo de acuerdo a nuestras necesidades (resistencia, fuerza, flexibilidad y coordinación) y debe ayudarnos a pensar mejor.
Hace algunas semanas, al acabar un entrenamiento, un cliente que no había hecho deporte en su vida -después de seis meses entrenando con asiduidad-, me dijo: “realmente hoy me siento bien”. Eran las 9 de la noche, había trabajado más de 10 horas y me lo decía con la serenidad de quien se siente bien interiormente. Simplemente, era porque se había situado en ese lugar donde los problemas, los miedos, los deseos y caprichos, pasan a un segundo plano y solo existe lo que debes hacer en ese momento. Y su cuerpo y su mente se lo agradecían con esa sensación. En definitiva, entrenar bien para vivir mejor.
¿Qué es un buen entrenamiento?
Realizado de forma consciente
Sobre unas bases racionales y gestionado por las sensaciones
Que contenga estímulos de resistencia aeróbica, fuerza, flexibilidad y coordinación, de forma individualizada y con variación de los estímulos
Que se adapte a la realidad del individuo
Que sea realizado con adaptación al tipo de la actividad y no al revés
Que sea ejecutado con ganas