Condición física y toma de decisiones
/¿Influye nuestro nivel de condición física y salud en nuestra toma de decisiones diarias?
Hace ya algunos años, José Mª Aznar, siendo presidente del Gobierno, se puso en manos del prestigioso preparador físico Bernardino Lombao para ponerse en forma. Y… ¡caramba!, sí que se puso en forma. Probablemente, se sentía tan fuerte y con tanta confianza, que nos mandó a la guerra de Irak, poniendo los pies encima de la mesa en una reunión de G8 mientras fumaba un puro, dejando una imagen inolvidable de poderío en la cima del mundo. También en este periodo se retiró de la política, habiéndose creado durante su mandato más de 2,4 millones de puestos de trabajo (no voy a entrar si es gracias a él o no, pero el dato es así).
En los últimos días, han salido noticias que afirmaban que el presidente Mariano Rajoy se levanta cada día a las 7 de la mañana para hacer ejercicio, al tiempo que anima a sus bases a que lo hagan. De entrada, debo decirles que a mí, Mariano Rajoy, no es que precisamente me cree admiración pero, con este detalle, nos demuestra que tiene capacidad de controlar su agenda y es capaz de gestionarse bien a sí mismo, sabiendo dar prioridad a prepararse para su acción diaria.
Si no estamos en buen equilibrio personal (estar en forma), ¿cómo vamos a decidir bien? Obama, al día siguiente de ganar sus primeras elecciones, se fue al gimnasio solo, en una imagen significativa de su personalidad, que dio la vuelta al mundo.
Hace algunas semanas, al final de una larga entrevista en La Vanguardia, nuestro presidente Artur Mas declaraba que intentaba estar en forma, que no dormía muy bien. Se expresaba más en términos de voluntad y de resistir, que de actuar de forma decidida para estar en forma. Pensé: ¡Vaya, qué actitud tan diferente! ¿Cómo afectará esto a su praxis política, su toma de decisiones y a la consecución de los objetivos que tienen entre manos?
El entrenamiento físico, realizado de forma sistematizada, aumenta el flujo de sangre y oxígeno en el cerebro. También se ha demostrado que aumenta los factores de crecimiento neuronales que participan en la creación de nuevas células nerviosas, y que incrementan neurotransmisores como la dopamina, glutamato, noradrenalina y la serotonina. Estos factores influyen y actúan de forma determinante en nuestra actitud y toma de decisiones.
He entrenado a muchos deportistas que me han pedido que les ayude a ganar. Al poco de entrenarlos me he ido dando cuenta de que lo que ellos querían, en realidad, no era ganar. Lo que querían era sentirse moralmente bien con ellos mismos y, eso, lo conseguían esforzándose mucho, con voluntad y dedicación. Es decir, convertían este cierto estoicismo, en el objetivo en sí mismo. Me esfuerzo, ya cumplo.
Sin embargo, cuando uno compite, el objetivo no es resistir ni esforzarse, el objetivo es GANAR. Y para ganar hay que esforzarse y resistir. En todo caso, si al final no lo consigues, no tendrás nada que reprocharte porque realmente habrás hecho lo necesario.
Los retos que tenemos entre manos, tanto los políticos como los ciudadanos en general, creo que deberíamos afrontarlos con valentía, inteligencia y serenidad. Para ello, es indispensable estar bien preparados. No es suficiente tener buenas intenciones o creerse en posesión de la verdad. El resultado nunca es una casualidad, siempre es la consecuencia de nuestra forma de pensar, que es la que determina nuestra forma de actuar y hacer las cosas.