La motivación es tener motivos
/Mirar hacia atrás es algo que no suelo hacer. Creo que es mejor centrarse en lo que se debe hacer en cada momento y en lo que a uno le gustaría hacer en el futuro.
Una de las experiencias que mejor recuerdo de mi vida es haber podido vivir unos Juegos Olímpicos en Barcelona y desde dentro. También, haberlos ganado. Siete meses antes de los JJOO estuvimos un mes concentrados en Cuba, realizando los entrenamientos más duros que nunca he planificado. Hacíamos carrera continua a las 6 de la mañana; pesas y trabajo técnico a las 10h; a las 4 de la tarde, multisaltos y velocidad en la arena de playa. Y, a las 18h, un partido amistoso con chicos cuando ya no hacía tanto calor.
Fue una experiencia magnífica. Cuba es un lugar especial, donde nos trataron de maravilla. El trabajo que hicimos solo lo pudieron aguantar las chicas, porque ya tenían en mente que a BCN 92 no íbamos solo a participar. Lo que, por otro lado, ya tenía en la cabeza el entrenador y líder del proyecto, José Brasa, es que, a pesar de las dificultades y de los resultados en los partidos amistosos previos, siempre me sorprendió cómo hablaba de medalla con un convencimiento pasmoso.
Los Juegos Olímpicos los ganamos con prórroga, tanto en las semifinales contra Corea, como en la final con Alemania. No recuerdo exactamente en cuál de las dos fue, pero en uno de los descansos de una de las prórrogas, cuando todo estaba al límite y la cabeza piensa sin racionalizar, nuestra capitana Teresa Motos- mujer de mucha personalidad y carácter- soltó gritando al resto de jugadoras mirándolas a la cara: “Acordaos de lo que sufrimos en Cuba, solo por eso las vamos a ganar”.
Siempre he recordado este detalle, y ya en ese momento, anoté en mi libreta que gana el que tiene un motivo mayor que el rival, para hacer el esfuerzo suplementario necesario.
En nuestra vida cotidiana, a menudo nos estimulan con casos de gente que ha superado enfermedades, o grandes dificultades en la vida. Nos dan ejemplo de su capacidad de superación. No sé qué efecto causan en la mayoría de la población, ya que su problema, a menudo, es el motivo para esforzarse. También recuerdo haber leído una entrevista con un famoso historiador que creía que la mayoría de hombres relevantes de la historia universal, eran consecuencia de sus circunstancias.
Y yo me pregunto: ¿qué hacemos entonces los afortunados, que por suerte no padecemos de ninguna desgracia, o que no pretendemos ser campeones del mundo de nada, o que las circunstancias de la vida no nos han llevado a pasar a la historia?, ¿qué motivos debemos tener entonces para esforzarnos y vivir con motivación?
Aprovechando que mientras hoy escribo este post me he enterado de la muerte de Paco de Lucía, he releído algunos de sus comentarios. Él nos decía que su motivo era: “conseguir el equilibrio, porque cuando tocas la guitarra es fácil descomponerte. Que se desequilibre tu sistema nervioso, porque la guitarra es muy cabrona, requiere mucha precisión”.
Cuando un artista, un deportista, un político, nos llega dentro -como nos llegaba la música de Paco de Lucía- es porque tiene la motivación que le lleva a hacer un esfuerzo sincero para encontrar ese equilibrio. ¿Y por qué lo buscan? Porque cuando lo obtienen, la vida cobra sentido. De esa forma, al ganar la medalla de oro en BCN 92, la mayor satisfacción la obtuvimos por la sensación del esfuerzo sincero realizado, más que por la medalla en sí.
Buscar el equilibrio en nuestro día a día es tener un buen motivo para vivir con motivación, que en estos tiempos de convulsión e incertidumbre, se hace imprescindible.