Entrena el alma
/El último eslogan publicitario de la empresa de cervezas Damm me ha parecido excelente. Entrenar el alma es un concepto que siempre ha merodeado por mi cabeza, pero nunca se me ocurrió, por eso soy entrenador y no publicista, supongo.
Tanto cuando daba clases de educación física, como cuando entreno a deportistas de competición, o a gente que lo que busca es entrenarse para vivir en mejores condiciones, hay un hilo conductor que todo lo une: usar el entrenamiento como herramienta para trascenderse a uno mismo.
Siempre me ha parecido que si no se hacía así, no servía “casi para nada”. Esto de trascenderse suena muy rimbombante, pero al final, creo que es hacer algo poniendo el 100% de atención en lo que uno hace y con el sentido que requiere el tipo de ejercicio a realizar.
Les estoy defendiendo desde que inicié este blog que, entrenar bien, es entrenar las cinco cualidades físicas básicas de forma equilibrada. No se requiere la misma posición mental para hacer un entrenamiento de flexibilidad, que para hacer un entrenamiento de fuerza máxima, un trabajo aeróbico de recuperación o un trabajo aeróbico de tipo interválico de alta intensidad. Cada tipo de actividad requiere una mentalidad y una forma diferente de afrontar su ejecución.
Todo empieza por adaptarse y esforzarse. Cuando uno se adapta al entrenamiento que debe hacer y se esfuerza con conciencia, el beneficio se maximiza. La adaptación es esencial para que ese esfuerzo no sea contra uno mismo (en el fondo no quiero hacerlo, pero me esfuerzo). Cuando uno acepta, el esfuerzo se convierte en placentero porque percibimos que traspasamos nuestras barreras.
Diferentes estudios sobre el cerebro indican que la trasmisión de información es bidireccional, es decir, van del cerebro al cuerpo y del cuerpo al cerebro, con lo que todo, es un todo. El cerebro mejora si entrenamos el cuerpo adecuadamente, y el cuerpo mejora si el cerebro piensa bien.
Así, por ejemplo, si una persona hace un entrenamiento físico adecuado, pero con un pensamiento inadecuado, no obtendrá el resultado deseable, ya que el elemento más potente siempre es el pensamiento. Debe ir todo a la vez.
Según Aristóteles, el alma es un principio vital o esencia interna de cada uno de los seres vivos, gracias a la cual, tienen una determinada identidad no explicable a partir de la realidad material de sus partes.
¡Atrévanse a entrenar su alma! No hagan ejercicio simplemente porque está de moda o porque recibimos información sobre que debemos hacerlo. Hagan de su entrenamiento algo de verdadero valor; hagan de su entrenamiento una actividad donde poner la atención de verdad; desembarácense de sus limitaciones y dejen paso a lo mejor de sí mismos.