Vacaciones y nuevos hábitos
/El perro de la foto está atado al paraguas, ¿por qué? Pues porque si no se movería, correría, saltaría, jugaría con el agua, con la gente, etc. Mientras que, seis de cada diez personas en nuestro país, todavía no hacen ejercicio y pasarán la mayor parte de su tiempo tirados en una playa o en la hamaca de un hotel, sin moverse y comiendo en exceso.
Hace algunos días en la contraportada de La Vanguardia, el matemático Ron Dembo aseguraba que solo nos esforzamos en cambiar hábitos de vida, si creemos que algo nos pertenece. Es decir: cambiamos nuestra conducta cuando creemos que, lo que vamos a mejorar con nuestro esfuerzo, es algo nuestro, algo propio.
En nuestra sociedad, cada vez habrá más gente mayor y menos gente joven. Por ello, nos conviene -tanto individualmente como sociedad- que cada vez haya más gente que entienda que su salud y bienestar es una cosa propia, algo que depende de uno mismo en gran medida para, con ello, empezar a modificar nuestros hábitos.
No obstante, el esfuerzo no es algo opuesto al placer, sobre todo, al placer que buscamos en vacaciones. El verdadero placer pasa por no dejarse llevar, ni por la pereza ni por la hiperactividad, si no por llevarse uno a mismo a un estado de equilibrio.
He estado un par de días en Francia viendo el Tour y quedé perplejo de la cantidad de gente joven y mayor que dedica su verano a hacer ciclismo por los puertos del pirineo francés, haciendo esfuerzos considerables. Nos detuvimos en la cima del Aspin, donde había una gran multitud de gente de todas las edades y nacionalidades, mujeres y hombres. Se respiraba un ambiente sano, agradable y de gente feliz. Habían hecho un gran esfuerzo y disfrutaban de un gran placer.
Como dice Sebastian Coe: “el esfuerzo siempre tiene premio”. Y es cierto. En el peor de los casos, aun no consiguiendo el objetivo planteado, si uno ha hecho un esfuerzo sincero, siente satisfacción y… ¿Qué mayor placer hay, que sentirse bien con uno mismo?
No se trata de subir el Tourmalet, se trata de que toda esta gente que va a empezar sus vacaciones -y todavía no tiene el hábito de hacer ejercicio-, se decidan; que opten por aprovechar las vacaciones para llegar a la conclusión que, vivir mejor, depende de cada uno de nosotros. Y, partir de ahí, empezar a moverse. Conseguirán sentirse bien y, les aseguro, que sus vacaciones serán más placenteras.
¡Que las disfruten!