Entrena bien y vive mejor

¿Debemos apuntarnos a un gimnasio? ¿De verdad debemos hacer ejercicio?

Este pasado verano, Marisol de 48 años, influenciada por las informaciones que nos llegan a diario sobre los beneficios de hacer ejercicio y, encontrándose en plena euforia veraniega, se calzó las zapatillas y se fue a correr. Al cabo de diez minutos, su espalda dijo basta y tuvo que detenerse. Fue al médico, le diagnosticó un pinzamiento lumbar y le recetó antiinflamatorios; también le recomendó que no corriera más. ‘Buena forma’ de aprovechar el verano y ‘buena forma de motivar’ por parte del médico, limitándole su actividad para el resto de su vida.

Otro caso similar, el de Victoria. Tiene 55 años y juega al pádel. Disfruta con sus amigas haciéndolo. Hace vida social y cree que jugar al pádel la mantiene en forma. Cada dos por tres, aparece en su hombro una maldita tendinitis que se reproduce de forma sistemática. Va al médico, le diagnostica la tendinitis, le receta antiinflamatorios, le recomienda reposo y unas sesiones de fisioterapia. Victoria va al fisio y se recupera de la tendinitis, sin darse cuenta de que al estar inactiva, su condición física va empeorando y su musculatura se deteriora. Es por ello que, ya recuperada de la tendinitis, reinicia los partidos de pádel con sus amigas -en peor condición física que antes- y la tendinitis se reproduce. Está desesperada y no encuentra la forma de acabar con este círculo vicioso.

El problema de Marisol y Victoria no es su edad, ni sus zapatillas, ni jugar al pádel. Su problema radica en la toma de decisiones. Marisol, a la hora de salir a correr, no contempló ni la intensidad a la que iba a correr, ni la duración, ni las zapatillas que utilizaría y, sobre todo, que su musculatura después de muchos años de semi-inactividad estaba con unos niveles de fuerza muy bajos, como para poder sostener la carga que en ese momento suponía la carrera que pretendía hacer para divertirse.

Al mismo tiempo, Victoria no estaba valorando adecuadamente cuál es el origen de su tendinitis, que no es otro que la falta de fuerza en la mayor parte de su cuerpo, en concreto, en la musculatura del hombro. Es por ello que la exigencia que le supone jugar al pádel, le provoca la tendinitis, dolor, desesperación y perdida de condición física y calidad de vida.

Cuando uno valora apuntarse a un gimnasio o que debería hacer ejercicio, lo hace porque piensa en sacar algún beneficio y, para sacar algún beneficio sin crear ningún perjuicio, no necesitamos apuntarnos a un gimnasio, ni necesitamos hacer ejercicio. Lo que necesitamos es ENTRENAR BIEN.

Para hacer deporte de ocio, para divertirnos con nuestros amigos, a partir de cierta edad, no podemos empezar la casa por el tejado. Primero debemos construir una buena condición física y después jugar a lo que nos apetezca, o competir para intentar ganar la porra que hemos organizado con nuestros amigos.

Para construir una buena condición física debemos entrenar bien. ¿Y qué es entrenar bien?

  • Entrenar es la organización de una serie de tareas y actividades, ejercicios, etc., que supongan un estímulo para nuestro organismo de manera equilibrada, para que tu cuerpo las pueda asimilar de la forma adecuada y sin crear perjuicio.

  • Entrenar bien es partir de la conciencia de lo que uno hace, ejecutarlo sin pensar, con determinación o relajación, dependiendo del tipo de actividad y sintiendo las sensaciones de lo que estoy haciendo.

  • Entrenar bien es tener un buen equilibrio entre tensión y relajación, y entre actividad y recuperación.

  • Entrenar bien es trabajar las 5 cualidades físicas básicas (resistencia aeróbica, fuerza, flexibilidad, movilidad articular y coordinación), de forma equilibrada entre ellas y según las necesidades de cada uno de nosotros y no solo hacer lo que nos apetece o divierte.

  • Entrenar bien es también basar el entrenamiento en nuestra propia motivación, no solo en motivación externa, música, reto, competición, etc (que también es positiva en su justa medida). La motivación interna (concentrarnos en lo que hacemos y hacerlo con ganas, sin preguntarnos si nos apetece o no) nos hará fuertes internamente para los diferentes avatares personales, emocionales, profesionales, deporte de ocio, etc., que nos esperan durante este nuevo curso que se inicia.

  • Entrenar bien implica que debes ser tú quien decide hacerlo (el entrenador te ayuda). Cuando vamos al médico o nos apoyamos en medicinas alternativas, siendo todas ellas válidas, su gran debilidad es que predisponen al individuo a una  posición mental interior, de esperar que lo de afuera nos cure o nos dé el beneficio que esperamos. El buen entrenamiento implica la valiente decisión propia de querer mejorar por uno mismo.

A menudo, algunos de mis clientes, cuando les animo a que se esfuercen más, me dicen que no quieren ser campeones de nada. Y les doy la razón. También es cierto que el buen entrenamiento es el que se hace con una clara intención de querer mejorar, porque no mejorar, siempre es empeorar.

Entrenar bien es hacer el ejercicio adecuado de la manera adecuada para conseguir la fuerza interior, la vitalidad, la confianza y la resistencia, para hacer de la vida algo interesante, sin esperar que ella nos lo ponga fácil.