El futuro es evolucionar

A raíz del partido del domingo 1 de marzo, leo múltiples interpretaciones de lo que pasó. Seguí el encuentro por la radio y, la satisfacción de los comentaristas en el primer tiempo por el juego desplegado por el Barça, pero sobre todo, la no culminación de ello en goles, me hizo presagiar lo peor. Tampoco ayudó el titular de una larga entrevista con Quique Setién en La Vanguardia, en el que expresaba su intención de ir al Bernabéu a disfrutar.

Los partidos de fútbol, como muchas situaciones en la vida, cuanto más difíciles se ponen o más te llevan al límite, más extraen de nosotros lo que realmente somos y no lo que pretendemos mostrar.

Por lo que he leído, y lo que me han contado, el Barça efectuó un gran juego en la primera parte, pero incomprensiblemente, se deshinchó en la segunda. Bien porque el Madrid aumentó su presión, o bien porque el Barça realmente bajó su intensidad y rendimiento.

Es innegable que entre los valores intrínsecos del Barça está el placer de jugar bien y al ataque, y en los del Madrid, el orgullo por la victoria, independientemente de la manera de conseguirla.

En el fútbol, como en la política, en los negocios y en la vida en general, la fuerza es el elemento determinante en la victoria final. Y, para tener fuerza, es importante contar con una única idea en la cabeza. El placer se disfruta después, mucho más que durante el desarrollo del juego.

Los mejores ‘Barças’ de todos los tiempos se han dado cuando, a los valores del buen juego y del espíritu de ataque, se han unido a perfiles de entrenadores con un espíritu claramente ganador como Cruyff, Guardiola o Luis Enrique. El perfil de ganador aparece cuando la presión no te permite pensar y se tiene una sola idea en la cabeza que te impide dudar.

El Barça, si quiere seguir siendo un gran club en el futuro, no debe estar tan pendiente de la gestión del día a día, sino de refundar sus valores. Debe introducir en su ADN los valores de victoria, unidos a los del buen juego, para que ante la dificultad, el pensamiento inconsciente, sea el de ganar y no el de encogerse por no encontrar la solución.

Para mí, este es el Barça del futuro; un Barça que, sin dejar los valores de jugar bien el balón y buscar el buen juego, añada los valores de jugadores atléticos que luchan y trabajan siempre, independientemente de las circunstancias, la velocidad, el juego sin balón y la mejora individual constante. Es inconcebible ver como grandes jugadores como Busquets o Messi no han evolucionado ni en lo físico, ni en lo mental, ni en lo técnico.

Como nos demuestra cada día Rafa Nadal, eso no es una cuestión de más o menos dinero, es una cuestión de valores y de entrenamiento. Para que esto suceda en los momentos más difíciles de un partido, debe introducirse en los valores intrínsecos del club y creer en ello. Si el club no cree, los jugadores no actuarán de forma automática ante la dificultad.