Creer

Al acabar el partido del pasado martes contra el Benfica, me interesó ver la rueda de prensa de Xavi para ver qué decía y, sobre todo, cómo lo decía.

Antes de fichar a Xavi me preguntaba qué tipo de entrenador sería. Siempre fue un gran jugador en unos aspectos específicos del juego, pero nunca lo vi un futbolista de gran carácter, sobre todo, cuando el equipo entraba en fases negativas de juego.

En la rueda de prensa, Xavi comunicó, sin temor, que irían a ganar a Múnich. Para mucha gente es imposible comunicar públicamente, con solvencia interior y sin miedo, la idea de ir a ganar. Él lo hizo. Eso significa que no tiene miedo a perder; elemento principal para tener el mayor número de probabilidades de ganar.

A raíz de esa idea de ganar, ya he oído diferentes comentarios sobre lo imposible que es, ya que es los dos equipos están, en estos momentos, a años luz, tanto física, como táctica y mentalmente. Y es cierto, no me gusta como entrena el Barça, ni su mentalidad, ni lo de poner por delante de los valores de la competición, una idea de juego. Siempre he pensado que la mentalidad y la profesionalidad no son una cuestión de dinero, sino de tener una idea de vivir y de hacer las cosas.

Como queda demostrado, a diario, el mundo no se mueve por ideas racionales. El miedo, la ambición, el egoísmo, la pasión, el amor y los sentimientos más recónditos que todos tenemos dentro, son los motores que nos llevan a actuar de una determinada manera en las diferentes situaciones que la vida nos brinda.

Xavi no tiene miedo a perder. Es capaz de llevar su mente y, por lo tanto, su interior emocional, a la zona de lo posible y no detenerse en la parte que dice que es imposible. Lo más importante de todo esto es que abre un surco en la mente de todos los que piensan que no es posible y empiezan a dejar entrar, poco a poco, la idea de que, quizás, sí que lo sea.

Se conseguirá o no, no es ahora lo más importante. Lo importante es que Xavi nos ha mostrado que se puede creer, y que creer, no es magia o religión, ni esoterismo, es concentrarse en la parte positiva y posible de las cosas, por muy poco porcentaje de posibilidades de conseguirse que tengan, ser independiente del resultado para que, pase lo que pase, se siga creyendo.