Siempre es posible mejorar
/Esta semana entró Marisa a mi despacho a sus 66 años, con buen humor, simpática, atractiva. ¿Qué la lleva a venir a verme? A ella, eso de hacer ejercicio, siempre le ha parecido necesario, pero tremendamente aburrido, por lo que siempre ha adaptado su tipo de actividad física a sus gustos: jugar al tenis con sus amigas. Con el paso del tiempo, su cuerpo la ha ido informando que el tiempo pasaba y cada vez respondía peor, tanto en los partidos de tenis, como en su vida cotidiana.
Muchos de ustedes dirán que eso es normal. Y están en lo cierto, pero también lo están los estudios que demuestran que uno puede mantener sus niveles de fuerza y resistencia en valores altos hasta una muy avanzada edad. Marisa, además de jugar peor al tenis, tiene molestias en las rodillas y en la espalda. También su estado de ánimo se resiente, ya que se siente peor. Finalmente, después de muchos años, Marisa está dispuesta a hacer algo que en principio no le apetece y que le va a dar beneficio inmediato y a medio largo plazo, y le va a hacer sentir bien.
Con el paso de los años, la resistencia aeróbica disminuye en un 45%, la fuerza de agarre de las manos en un 40%, la fuerza de las piernas en un 70% y la coordinación neuromuscular en un 90%. Todo ello incide de forma muy importante en nuestra capacidad funcional, o sea, en caminar, coger el coche, jugar con los nietos, ir a la compra y cargar las bolsas, coger la maleta e irnos de viaje, etc.
Estudios con personas de 60-70 años demuestran con claridad que, después de un entrenamiento bien planificado de fuerza y resistencia, las personas recuperan su estado funcional de 20 años atrás.
Marisa necesita comenzar con un trabajo de resistencia aeróbica progresivo y adaptado a sus condiciones actuales y, en paralelo, un trabajo de fuerza muy básico con ejercicios de gimnasia previamente seleccionados según sus necesidades. Y, a partir de ahí, ir progresando en la intensidad -tanto en el trabajo de fuerza como en la resistencia- complementándolo con trabajo de movilidad articular, coordinación y propiocepción.
Cuando Marisa gane fuerza, sus dolores de rodilla y espalda se verán suficientemente controlados como para poder hacer una vida activa y vital. El trabajo de resistencia le aportará una buena oxigenación de las células, músculos y cerebro, pensará de forma más optimista, tendrá más ganas de hacer cosas y vivirá mejor.
Tomar la decisión de hacer ejercicio solo basándonos en lo que nos gusta es correcto si lo único que buscamos es un tiempo de diversión o socialización -también muy importante para el bienestar. Sin embargo, si lo que realmente queremos es mejorar nuestro rendimiento, salud y bienestar, el ejercicio debe formar parte del tiempo dedicado a nuestro cuidado y prevención personal, y hacerlo de forma individualizada y organizada.
He oído por la radio que Felipe González, antes de grabar el Salvados del pasado domingo, le echó algunas caladitas a un habano. Ese hecho provocó un ambiente más distendido y una agradable conversación entre los participantes. Para que no crean que les quiero convertir a todos en monjes, déjenme que les diga que opino que eso, hecho de vez en cuando, también es salud.