Apuntarse a un gimnasio o entrenar bien

Julia vino a verme tras un largo periodo de trabajo y problemas familiares. Se encontraba decaída, sin fuerza, y con el cuerpo que se quejaba por todos lados por la falta de actividad. Me explicó que nunca había sido muy deportista y que ahora, a sus 55 años, tenía cierto respeto al hecho de ponerse a hacer ejercicio.

Por mi parte, le expliqué lo que le podía ofrecer y se fue convencida a medias. Por un lado, vio nuestra profesionalidad y, por otro, tenía dudas y miedos sobre si sería capaz de responder adecuadamente. Le preocupó especialmente que nuestras sesiones tuvieran una duración de una hora y media, creyendo que no las podría aguantar. Le expliqué que lo importante no es la duración de la sesión, sino la intensidad del ejercicio que se realiza en ella. Además, le recalqué que comenzaría con trabajos muy suaves, debido a su largo periodo de inactividad.

Julia se puso a buscar otras opciones y encontró multitud de gimnasios, entrenadores personales, sesiones de electroestimulación -que en 30 minutos te solucionan la vida-, entrenamiento funcional, pilates, crossfit training, etc. Finalmente, se decidió por la electroestimulación, porque son los que más prometen en menos tiempo.

El de Julia es un ejemplo de nuestra forma habitual de tomar decisiones y, claro, a menudo, nos pasamos la vida buscando y buscando, sin encontrar la buena senda que nos permita vivir y rendir mejor. Cuanta más información, más confusión y menor capacidad de discernimiento y de realizar la decisión correcta.

¿Qué hacer entonces?

En primer lugar: entender que el resultado positivo que pretendemos obtener, no viene del tipo de actividad o centro al que nos apuntemos; viene de la actitud con la que nosotros lo utilicemos. Todo beneficio empieza por la decisión de uno mismo.

En segundo lugar: el beneficio siempre se consigue con un entrenamiento integral, que interrelacione: cuerpo, mente y las diferentes cualidades físicas de forma individualizada.

Los productos menos integrados siempre tienen una utilidad específica y un resultado en algún aspecto concreto, pero nunca pueden confundirse con entrenar bien. Entrenar bien, te cambia la vida.