Lo importante es el indio, no las flechas
/Hace algunos días leí la noticia de que un científico estaba a punto de inventar una vacuna contra la obesidad. La noticia me dejó pensando si era una buena o una mala noticia. La primera sensación, así como el tono en la que estaba escrita, era de ser un gran hallazgo. Al quedarme con una cierta sensación de duda, hice el ejercicio de preguntar a un amigo y, curiosamente, tampoco tuvo una respuesta positiva, directa y clara. Ya por la noche, en una cena con cuatro personas, planteé la misma pregunta y los cuatro se quedaron también pensativos sin definir una respuesta clara y definida.
¿Qué nos provocaba la duda? ¿Por qué nadie concluía con ninguna respuesta concreta? En el trasfondo de la duda yacía el pensamiento de cuál sería el comportamiento de la gente si tenía una solución fácil a comer mal y en exceso. Y si en el fondo eso era bueno o no.
La ciencia, al ser una técnica analítica, a menudo no tiene una visión global de la situación y, habiendo descubierto el mecanismo de una vacuna para no engordar, no analiza los efectos de todo ello sobre la mente de la gente -principal gestor de nuestras vidas-.
El consumo de ansiolíticos y antidepresivos se ha duplicado en los últimos diez años. Eso parece ser, tanto por exceso de prescripción, como por, al mismo tiempo, un aumento de los problemas mentales a causa de la crisis y el modelo de vida actual.
Desde hace ya algunos años, el número de libros de autoayuda, coaches y terapeutas, no para de crecer. Veo los autobuses recetándonos felicidad por doquier y parece que ha llegado un momento en que tenemos que estar felices por obligación.
Si aumenta el número de problemas mentales y aumenta el número de los que aportan soluciones, ¿qué sucede ahí?, ¿hay más oferta porque hay más demanda?, ¿las soluciones que nos dan nos proporcionan verdaderos resultados?
A menudo, que nos ofrezcan tantas posibilidades de solucionar nuestros problemas, creo que hace un efecto devastador sobre un aspecto esencial en la consecución de cualquier objetivo: desvían nuestra atención y nos hace creer que la solución viene de afuera. Como decía un deportista al que entrené, realmente: “LO IMPORTANTE ES EL INDIO, NO LAS FLECHAS”, o lo que es lo mismo: no esperes la solución.